Afectividad y Sexualidad

Hace tres años estamos en un camino de crecimiento a nivel de red, en relación con el tema de la afectividad y la sexualidad. Sabemos que se trata de un tópico esencial en el desarrollo de las personas y de especial relevancia en la escena socio-cultural actual. La meta inicial de este proceso consistió en la definición de un Acuerdo Marco, en el que establecimos fundamentos, valores y miradas, para permear desde nuestro carisma, las distintas propuestas programáticas existentes en los colegios. Nuestra meta actual es trabajar con cada colegio para que eso sea posible.

ACUERDO MARCO EN TORNO A LA EDUCACIÓN SEXUAL

Red de Colegios Kentenijianos

Introducción:

El presente acuerdo es una toma de posición general de la red de colegios kentenijianos, respecto a los desafíos que enfrenta la educación sexual escolar en el tiempo actual, a la luz de una mirada católica. Las definiciones y opciones que forman parte del acuerdo son expresión de la formación recibida en el curso de educación de la afectividad y la sexualidad, organizado por la Fundación Pentecostés durante el año 2021, además de la jornada realizada en enero pasado con equipos directivos y de especialistas; también del trabajo de estudio y profundización desarrollado por la comisión de las claves de educación sexual; y de las respuestas que los colegios presentaron a las preguntas que emanaron de todo el proceso.

El tipo de definiciones que se han establecido contemplan materias en las cuales hay mayor concordancia o una evidente tendencia. El formato para la presentación de las definiciones es por sobre todo declarativo, y menos explicativo, con el fin de no transformar el acuerdo en un tratado, favoreciendo así su lectura y simpleza1. El acuerdo tendrá dos proyecciones específicas: por una parte, será bajado en cada colegio, a la luz de sus propios proyectos, intereses y opciones, para desarrollar un acto de libre apropiación (con las correcciones que estimen necesarias); por otra parte, se constituirá en la base formal para entrar en el tema programático a nivel de red, a contar de marzo del 2022.

La estructura del acuerdo contempla temas centrales ante los cuales se establecerá una declaración que afirma principios, desafíos que surgen del contexto y opciones que aseguran nuestras decisiones futuras.

Bárbara Reyes
Coordinadora ejecutiva
Fundación Pentecostés


1.- Sobre el lugar en el que se arraiga la educación sexual:

Declaración:

  • La sexualidad es parte de un todo orgánico, dinamizado por un núcleo identitario: el ideal personal. Por ello la educación sexual es parte constitutiva del proceso de desarrollo. 
  • La educación sexual no se reduce a un proceso de desarrollo biológico, psicológico, moral o social. Es un proceso integral, que abarca distintos aspectos, que dialogan recíprocamente entre sí, en relación con el orden de ser de las personas.
  • Los padres de familia son responsables primeros y directos de la educación sexual de sus hijos e hijas. Para cumplir con esta tarea optan por la colaboración del colegio, quién ofrece acompañamiento y asistencia a través de su carisma, su currículum y su estilo de trabajo.

Desafíos y opciones:

  • Afirmamos categóricamente que nuestras instituciones deben garantizar que la educación sexual se enmarque dentro de un desarrollo personal lento, delicado, amplio y dinámico, que evite rotulaciones tempranas o reducciones que obstaculicen o fracturen el crecimiento y la salud psicológica de los alumnos. En este sentido, asumimos una realidad de desarrollo en cada una de las personas, que no es definitiva, ni está aún consolidada; es un realidad en tránsito.
  • Establecemos con claridad que todos nuestros alumnos y alumnas merecen ser respetados en su dignidad personal, independientemente de que las opciones que asuman como adultos dialoguen o no con la enseñanza que recibieron en nuestras instituciones. 
  • La realidad del colegio y la realidad de las personas que lo componen requiere de un vínculo cierto y auténtico que debe madurar y complementarse, para poder beneficiarse mutuamente. Los alumnos deben saber que el colegio tiene un sello, y el colegio debe asumir que sus alumnos tienen su propio ser. En esta alianza vital entre alumnos y colegio se arraiga y sustenta la educación sexual que impulsamos. 
  • La alianza entre colegio y padres de familia debe ser cierta, firme y afectivamente cercana, asentada en la fidelidad mutua y en la corresponsabilidad: un desafío especialmente esencial en materia de educación sexual.

 

2.- Sobre los principios que iluminan el desarrollo de la educación sexual:

Declaración:

  • El desarrollo de las personas se arraiga en la tierra madura y fecunda del amor cristiano, en el que se funda nuestra forma de entender la vida, y está orientado a la felicidad y al despliegue de una vida buena y bella. Una sexualidad sana, cimentada en el amor, contribuye de manera determinante a la plenitud, a la alegría y al gozo de las personas.
  • Reconocemos en el hombre y la mujer, una base central para educar en materia sexual, especialmente en etapas más tempranas del desarrollo. Creemos en una naturaleza masculina y femenina.
  • El desarrollo de las personas se sustenta en un vínculo entre el espíritu y su condición corporal natural. Entre espíritu y cuerpo hay una unidad substancial, que tiene un sentido profundo para el desarrollo. 
  • El proceso de crecimiento y madurez sexual está asentado en un espacio de autonomía, donde cada alumno aprende a desarrollar libremente y de manera paulatina su identidad. Ese espacio personal es sagrado, y es un principio esencial para nuestra espiritualidad y pedagogía.

Desafíos y opciones:

  • Es importante asumir los fundamentos, principios y orientaciones que nos da la Iglesia respecto a la sexualidad, no sólo en su certeza teórica, sino también es su esencia vital. En este sentido, los colegios de la red debemos enfrentar el desafío de comprender la verdad con decisión y seguridad, tanto en su razonabilidad, como en sus implicancias concretas, haciendo todo lo posible por transmitirla a través de formas y vivencias fundamentales que permitan su captación e integración a generaciones distintas. Tenemos la convicción de que los fundamentos de fe de nuestra propuesta pedagógica le hacen bien a nuestros alumnos y a la sociedad.
  • Creemos que nuestros colegios pueden ser herederos de culturas educativas, en las que el mundo de la sexualidad ha sido reducido a una mirada moral rígida y dualista que a muchas generaciones les puede haber provocado tensión, represión y culpa. En este sentido debemos asumir el desafío de asegurar que nuestro lenguaje, estilo y educación, esté libre de todo reduccionismo moral que contradiga nuestra perspectiva integral y orgánica.
  • Es esencial que nuestra mirada sobre el hombre y la mujer se libere de estereotipos. La evolución social puede ayudarnos en algunos aspectos a nutrir y a ampliar nuestra forma de entender el desarrollo del hombre y de la mujer, para sostener un discurso coherente con nuestras convicciones y que esté a la altura del tiempo. 
  • Debemos descubrir con mayor amplitud la riqueza de la realidad corporal de las personas. Creemos que nuestra mirada, en general, no ha explorado las posibilidades de desarrollo que otorga el cuerpo, y ha estado mayormente sujeta a una perspectiva más tradicional en donde se considera tal realidad como una dimensión sólo instintiva que debe ser gobernada o incluso sometida2.
  • Temas como la virginidad o la castidad no debemos descartarlos o ridiculizarlos, porque, en la medida que les demos valor, y los presentemos adecuadamente o de una manera distinta, podrían tener sentido para nuestro alumnado, en etapas importantes de su vida y en diálogo con su libertad y opciones.
  • La espiritualidad y pedagogía kentenijianas tienen un gran potencial, que permite diversificar la mirada sobre los principios, a partir de un diálogo dinámico entre distintas disciplinas. Hacer dialogar intencionadamente principios teológico-filosóficos con principios psicológicos, religiosos, pastorales, pedagógicos, sociológicos y científicos, permite educar alumnos y alumnas con una mirada más amplia y dinámica de la realidad, especialmente en materia de educación sexual. Hay aquí una riqueza que debemos explorar y explotar3.

 

3.- Sobre el contexto sociocultural:

Declaración:

  • El desarrollo de las personas ha sido influido por distintas corrientes de pensamiento, tanto ideológicas como culturales, con miradas diversas sobre el ser humano en general, y sobre la sexualidad en particular, que claramente han generado nuevas preguntas para nuestros colegios.
  • Desde la perspectiva de nuestra espiritualidad, el contexto es parte de la dinámica del tiempo, en el que Dios habla, transita y se muestra. Este proceso implica mirar el tiempo y el contexto en el que se expresa, con altura y hondura, para descubrir la huella que Dios deja en lo profundo de la realidad.
  • La perspectiva de género con sus múltiples variables, tendencias y componentes, ha generado una textura social compuesta por realidades ante las que debemos definir una actitud. Asumimos, a la vez, que nuestra postura ante la vida también es una perspectiva, respecto al punto de vista de los otros, que busca un espacio de influencia en la sociedad. En este sentido, acoger, tolerar o empatizar, en el plano de las opciones y conductas sexuales, no puede significar en ningún caso renuncia o inhibición en relación con la mirada propia; antes bien, significa reconocer nuevos terrenos en los cuales debemos interactuar con otras visiones, con un diálogo abierto que logre descubrir consonancias y asumir la necesaria diferenciación.

Desafíos y opciones:

  • Es muy probable que muchos alumnos o alumnas perciban nuestra forma de entender la sexualidad y de formar respecto a ella, de manera crítica y distante, a diferencia de cómo perciben otras miradas. Nosotros debemos asumir el desafío de transformar nuestra perspectiva en una propuesta atractiva, cercana y significativa, respecto al sentir y a los intereses de los alumnos. Es posible que, entre nuestras declaraciones y las realidades concretas de nuestras comunidades, haya una brecha muy grande. Esto requiere asumir una postura crítica de lo que decimos y hacemos, para poder proveernos de una propuesta renovada que muestre lo propio y lo que creemos correcto, de una manera no predecible, ni esperable, que genere en nuestros alumnos, como dice Frankl, una interrogante ante lo irresistible.
  • Respecto al fenómeno de la diversidad sexual, especialmente en relación con el mundo homosexual y transgénero, entre otras opciones, creemos necesario asumir un desafío mayor: salir al encuentro de esas realidades evitando consideraciones taxativas: por una parte, evitar asumir la condición del otro como una anomalía, enfermedad o anormalidad, para no fundar un vínculo a partir de un prejuicio que inmediatamente lo anule; por otra parte, no asumir perspectivas normalizadoras definitivas, desde un punto de vista ideológico, para no reducir nuestro trabajo pedagógico a la sola garantía de derechos. Nuestro norte es dialogar con esas y otras realidades, desde una posición de servicio que refleje encuentro, acogimiento y diálogo, para ayudar a las personas en la construcción de su vida. Por eso queremos mostrar honestamente a todos nuestros alumnos que el colegio está para acompañarlos en su proceso de convertirse en personas maduras en toda circunstancia, para que asuman los caminos diversos del crecimiento, con sus simplezas y complejidades, como parte natural de todo proceso de desarrollo.
  • En relación con la múltiple información que hay sobre el desarrollo de la sexualidad, y sobre el tema de la conducta sexual, creemos necesario objetar algunas falacias. Primero, independientemente que los alumnos o alumnas manejen mucha información sobre el orden sexual, no necesariamente eso implica que tal información sea integrada o elaborada de manera adecuada4. Sobre el tema de la conducta sexual, no puede justificarse la acumulación de experiencias sexuales, como parte del descubrimiento personal, como una forma indiscutible de afincar una sana sexualidad. La práctica sexual temprana puede ocasionar dificultades en el desarrollo, tanto a nivel psicológico como social. Los colegios podemos desarrollar programas que ayuden positivamente en ese sentido, haciendo descansar el mundo sexual en el contexto de un proyecto de vida, que garantice un diálogo permanente entre formas de ser, cuidado personal, creencias, valores y conductas.

4.- Algunas claves esenciales para el desarrollo de la educación sexual:

Una pedagogía que equilibra acogimiento con asertividad:

Para educar en la sexualidad, creemos fundamental acentuar y potenciar una de las mayores cualidades de nuestras instituciones: acompañar la vida. Para poder hacerlo requerimos equilibrar y armonizar dos grandes elementos. Por una parte, acoger, salir al encuentro, comprender, captar, percibir al otro, empatizar y escuchar de manera activa, para generar confianza y hacer sentir que nuestro colegio es un espacio seguro. Por otra parte, puesto que el colegio tiene un proyecto y una forma de entender el desarrollo y el crecimiento, debemos ser asertivos: saber decir, ser claros, saber mostrar, saber proponer, saber llevar.  Es una cosa y la otra, siempre juntas y en diálogo. En este sentido, debemos ser capaces de salir al encuentro y educar a la vez, asumiendo que no siempre tendremos todas las respuestas, pero sí el firme convencimiento de que queremos buscar la verdad, la bondad y la belleza de la sexualidad humana en toda circunstancia y en cada oportunidad. 

Una pedagogía que respeta la intimidad y la libertad las personas:

Hay muchos aspectos y dimensiones del desarrollo de la sexualidad que se manifiestan preferentemente dentro del marco de la privacidad de las personas. El trabajo del colegio siempre tendrá un límite en este sentido, porque sólo le cabrá acompañar procesos personales que hayan sido abiertos desde la libertad de los alumnos y sus padres, según corresponda.

Una pedagogía que permite el cuidado tanto personal como comunitario:

El desarrollo de las personas en materia de sexualidad y afectividad se logra arraigar con firmeza cuando el autocuidado y el cuidado de los demás está en permanente comunión. Me cuido, soy cuidado, cuidamos, en todas los escenarios y circunstancias. Me cuido porque soy responsable por lo que me define y amo; cuido a otros, porque soy responsable por ellos, por su bien e integridad; me dejo cuidar porque no me basto a mí mismo, y necesito de los demás; y cuidamos, porque somos una comunidad en la que todos somos dignos, valemos y somos importantes. El cuidado transversal es uno de nuestros mayores seguros, para el desarrollo de una educación sexual sana, y un gran regalo para el mundo y la sociedad.

Una pedagogía orgánica, que nos exige asumir una perspectiva multidisciplinaria:

La educación sexual no se puede reducir solamente a un trabajo psicológico, biológico o formativo en general. Debemos descubrir ejes temáticos esenciales a partir de nuestro carisma y trazar trayectorias que crucen transversalmente todo el currículum. Así como podemos dar información concreta en las clases de biología, también podemos ver posturas en filosofía, relatos en historia, y análisis de textos en lenguaje, a través de lo cual podemos suscitar la integración de un principio o valor, o despertar intereses. Por otra parte, el gran “director de orquesta”, en el seno de una educación orgánica auténtica, es el mismo alumno, que a medida que va creciendo, va incorporando y arraigando desde su autonomía, lo que el colegio le ha querido enseñar. Esto implica asumir uno de los mayores desafíos a nivel de educación sexual: que sin los alumnos no podemos completar nuestra propuesta.    

Una pedagogía que puede navegar con sabiduría entre restricciones y reglamentaciones:

Hoy hay legislación y reglamentación en materia legal que puede generar inquietud a nuestras instituciones, por las dificultades que se suscitan para el desarrollo de sus proyectos educativos, más aún en materia sexual. Para superar obstáculos o amenazas, debemos poner nuestras decisiones en planos más completos y más finos estratégicamente. Si tratamos, por ejemplo, el tema de la información que se debe dar sobre el uso de preservativos, debemos ampliar el concepto, para tratarlo en un plano de mayor hondura, que nos permita transmitir valores5

Ponemos este Acuerdo en las manos de Dios, como expresión de nuestro trabajo, y como signo de pertenencia y fidelidad.


1 Tanto en el documento de las claves de educación sexual presentado en mayo del 2020, como en los documentos temáticos entregados durante el año 2021, además del cuestionario que los colegios contestaron, que contienen explicaciones amplias y variadas, se encuentran fundamentaciones y explicaciones a las cuales se puede acudir, para dar contexto y buscar más especificidad.

2 El arte en general, la música, la danza, también la religiosidad, implica un diálogo estrecho y fecundo entre espíritu y cuerpo (como rostro y expresión).

3 Habría que diagnosticar en nuestras instituciones si este potencial de nuestra pedagogía lo ocupamos o no, y si tenemos profesionales que lo puedan hacer.

4 Si un alumno pequeño accede a mucha información, sin filtro, no tiene aún conceptos desarrollados que le permitan entenderla o asumirla; lo que puede generar un trauma o impacto en su desarrollo psicológico. Si un alumno mayor accede compulsivamente a mucha información (incluso a pornografía), puede desarrollar conductas ansiosas e impulsivas, que le pueden generar daño tanto a sí mismo como a los demás.

5 Sólo hablar de preservativos, a secas, no asegura una sexualidad responsable porque, aunque se usen adecuadamente, eso no garantiza una visión respetuosa de la dignidad del otro. Aquí, el plano más completo es que todo el tema del cuidado, la prevención y la planificación, debe generar en un alumno un diálogo coherente entre lo que es, lo que busca, lo que decide y lo que hace.